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martes, 23 de junio de 2020

"Ne me quitte pas" o una canción de amor casi perfecta


















"Ne me quitte pas" es una de las canciones de amor mas bellas y atormentadas que se haya escrito, expresión de la relación de amor odio de su autor, el cantante belga Jacques Brel con Susanne Gabriello conocida artísticamente como Zizou.

Jacques Brel estaba convencido de que sólo podría conquistar a su audiencia con la dramatización o con aderezar con un estilo teatral sus canciones. Cría que las letras o los pensamientos por sí solos no rozan ni la conciencia de la emotividad de su público.


Siguiendo sus convicciones se abrazó a la pasión del arte dramático a través de una especie de 'dandy', un 'playboy' llamado Philippe Clay que accede a darle clases de dramaturgia, casi solemnes clases de teatro para las canciones que compone Brel. Ése es el génesis de una de las canciones más bellas y desesperantes de la historia del amor, la asombrosa 'Ne me quitte pas'. Casi una canción perfecta.

En el club Bobino Brel conoce a una maravillosa mujer, una actriz cómica llamada Suzanne Gabriello. Ella es sensual e inteligente . Pocos días después, Suzanne también cae en los brazos de la comedia de Brel. Pero el enamoramiento se convertirá en un drama arisco, imperfecto y detestable. Casi se convirtió en una especie de tragedia.


La nueva amante de Brel es morena, con una pequeña nariz fascinante y una risa maravillosa que podría volver loco a cualquier hombre. 'Zizou' forma parte del conocido trío de actores Les Filles a Papa, junto con Perrette Souplex y Françcoise Dorin. 'Zizou' será la responsable de la sensacional puesta en escena de Brel en Olimpia de París, el punto de inflexión de la carrera del belga y su consagración como compositor, como cantante esencial, eterno.

Jacques Brel vivirá, amará y se entregará vehemente a ella durante todo un lustro. Cinco años repletos de intrigas, de encuentros y desencuentros con Suzanne. Un amor prohibido, loco, apasionado, extraño, entre la intelectualidad triunfante de los últimos años 50 en París. Maravillosos años con la 'bonheur' de la bohemia inteligente de la capital gala. El amor poco racional y físico de la pareja no es como la pasión desenfrenada y el suicidio como un 'souflee' de su relación anterior, con la otra famosa amante, Catherine Sauvage. Esta vez, la historia melodramática va en serio.

El problema fue que Brel se comportó como muchos hombres que se resisten a abandonar a su esposa y que se agarran al decimonónico estado de presumir de esposa y querida'. Es decir, preservar a la comprensiva Miche, Therese Michielsen, con la que tiene tres hijos.

El belga tiene que buscar grandes coartadas personales para disimular a su amante. A Brel le salva la fidelidad y las mentiras que fabrica Georges Pasquier, su mánager, su amigo personal e incluso su chófer. A los dos años de la relación intensa y apasionada, ante la presión de 'Zizou' y las mentiras continuas, mete a Miche y a sus hijos en un coche y los hace regresar a Bruselas, mientras que él alquila la "habitación del amor" con Zizou ,en un apartamento de la Plaza Clichy.

Días de giras, de breves encuentros, suplicios de fiebre sexual y amorosa con 'Zizou', que acaban con el impacto del embarazo de Zizou.

El destino final de una relación mentirosa y cautiva. Al final, se trata de una pésima relación en que ambos han jugado el papel de amantes patéticos. En fin, un mundo de loco sufrimiento con el destino fatal de una canción.

Brel se esconde de 'Zizou', de su gran amor, de ella. Jacques se mete debajo de las piedras como un vulgar marido con querida. Brel soporta un gran altercado con 'Zizou' y, finalmente, le reconoce que se niega a reconocer que es el padre, el verdadero responsable del "embarazo" de Suzanne. Loca de ira, de frustración, 'Zizou' le amenaza con demandarle ante los tribunales y a la opinión pública. Brel, entonces,se refugia en su Miche. La historia acaba mal, pero Brel incluso se aprovecha de ello para crear la más terrible canción de amor de la historia 'Ne me quitte pas'. Un "no me dejes" que tenía absolutamente perdido por su comportamiento con 'Zizou'.


En septiembre de 1959, cuando hacía meses que había perdido a 'Zizou' y a su posible hijo, Jacques Brel graba su versión definitiva de 'Ne me quitte pas', que ni mucho menos fue un gran éxito en su arranque discográfico. El tema se encuentra en el cuarto álbum del cantante belga, llamado 'Le valse a Mille Temps', su época clasicista y, por fin, su mejor álbum, aparecido en el sello Philips, en septiembre de 1959. Es el álbum en que también se encuentra la respuesta de su amor con 'Zizou', en el reclamo musical de una canción magnífica como es 'Je T'aime'.

Musicalmente, aunque lo negara, Brel se inspira en los acordes y la postura melódica de la maravillosa 'Rapsodia Húngara número 6' de Franz List. Naturalmente, el encuentro con el excelente músico Françcois Rauber es decisivo. Lo había conocido en 1956, en Grenoble. Brel podía componer melodías con letras repletas de pensamiento y emociones, pero necesitaban los acordes, los arreglos justos. Hay un Brel antes y después de Rauber, por asumir Brel la habilidad de este pianista clásico.

Un año más tarde, el 13 de abril, Brel graba su versión de 'Ne me quitte pas' en el idioma flamenco, un guiño nacionalista a su origen belga. 'Ne me quitte pas' se transforma en 'Laat me niet Allen'.

De alguna manera, Brel siempre odió la canción, porque era la palpable definición de su infierno de su propia penitencia por el dolor atribuido a Suzanne. Brel siempre la consideró como la catarsis de sus pecados con la gran amante de su vida. 

"Ne me quitte pas" es una canción desesperada, de ruptura trágica, de la desesperanza , del abatimiento de un hombre cobarde. Una especie de agonía mental que precede a una muerte sentimental. Los acordes musicales son bellos, maravillosos. Marc Robin, un escritor francés que ha desentrañado muchas de las historias de la propia canción, sostiene que hay frases que sugieren al "perro" de Dostoievski ("haz de mí tu cosa, tu perro"), pero también sugiere que hay retazos de García Lorca, con las ideas del tesoro perdido, del agua de la realeza y, por supuesto, la imagen servil de un Brel como un perro. (Extr. La triste historia de "ne me quitte pas" - diario El Mundo (España).

Te dejamos la canción en la voz de su autor, que encabeza la tracklist del vinilo del mismo nombre de reciente ingreso en Casa Mundus.



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