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sábado, 15 de agosto de 2020

Beethoven íntimo


















"El verdadero arte es inmortal". Ludwig van Beethoven.



Una frase que también se aplica a su música. Fue un humanista, un inconformista, un visionario, un radical innovador de la música. y sigue siendo hasta hoy uno de los compositores más frecuentemente interpretados del mundo.


Este año, el mundo celebra el 250 aniversario de su nacimiento.
Las celebraciones serán continuas tanto en Viena, donde
desarrolló su actividad compositiva como adulto y donde se configuró la imagen de genio que llega hasta nuestros días, como  en el resto de Europa y también nuestro país se suma con el Festival Beethoven que tendrá lugar en el Teatro Colón de Buenos Aires, a partir del mes de noviembre, con la participación de Martha Argerich y el director Charles Dutoit entre otros eximios intérpretes.

Casa Mundus, desea sumarse a esta celebración,
y conscientes de que todos sabemos algo en particular, sobre sus increibles composiciones y su caótica vida personal, les dejamos algo más, algunas curiosidades menos conocidas sobre su vida ....y algunas sugerencias de sus obras interpretadas por eminentes músicos. 




Ludwig van Beethoven (Bonn, Alemania, 1770 — Viena, Austria, 1827) no sólo fue uno de los más grandes compositores de la historia, también fue un revolucionario inaudito y poco comprendido. A la par de Hegel en la filosofía, Goethe en la literatura y el teatro, Beethoven tomó las riendas de la música para acompañar el nuevo devenir del espíritu europeo que trascendió con la Revolución Francesa de 1789 y los conflictos bélicos que le continuaron.



Distintas fuentes lo describen como un ser atolondrado, misántropo, desordenado, fuertemente grosero, irrespetuoso, descuidado con su vestimenta y con un espíritu anárquico que plasmó en cada línea musical. Esta es una recopilación con mayores referencias históricas; desde encuentros amorosos hasta peleas en cantinas, Beethoven tuvo también una vida que contar fuera de las partituras y las 
salas de concierto.

1. ¡Los holandeses son unos mezquinos!


A la edad de 11 años, emprendió una gira de conciertos en Holanda tras un año de deterioro económico para él y su familia. Se pensó que ganaría una gran cantidad de dinero con estas presentaciones, pues desde el fenómeno del virtuosismo del niño Wolfgang Amadeus Mozart, se puso de “moda” comprar talentos entre los niños cantores e instrumentistas. No fue como esperaban. Al regresar a Bonn le preguntaron sobre esa gira a lo que respondió: “Los holandeses son unos mezquinos, no volveré jamás a Holanda”


2) El encuentro con Mozart

Beethoven comenzó a tocar pequeñas lecciones para clave y
violín desde los 7 años, por lo cual fue obligado por su padre a desarrollarse como “niño prodigio”. En 1787 fue aprobada su solicitud para viajar a Viena junto a su mecenas Ferdinand von Waldstein con la intención de continuar sus estudios musicales. Las dos personas que más lo impresionaron fueron el Archiduque Maximiliano Francisco y su imagen a seguir desde pequeño: Mozart.
Según las fuentes el encuentro no fue decisivo. Mozart sentía aversión por los "niños genio", además de que su padre Leopold había muerto unos días antes. No estaba de humor; Beethoven tocó un fragmento de una de sus obras, el cual aprobó Mozart con frialdad, pero en el momento que interpretó una pieza de inspiración libre, Wolfgang “deslizándose en la habitación vecina, donde se encontraban algunos amigos, les dijo con viveza: ¡escuchad a éste, el 
mundo hablará de él”.

3) Abofeteando a una prostituta

A los 18 años junto al cantor Nikolaus Simrock,
sensiblemente mayor que él (por 15 años) terminaron en un cabaret con otros compañeros músicos, donde “la cuadrilla” incitó a una joven prostituta para que provocara a Beethoven; éste quedó pasmado y después de algunos minutos de ese acto erótico, decidió poner fin abofeteando a la mujer utilizando sus cotidianos gritos misántropos.



4) El Trágico Testamento de Heiligenstadt.

A finales de mayo de 1802 se trasladó a un pequeño pueblo de nombre Heiligenstadt con el motivo de ganar reposo y tranquilidad, pues años atrás comenzó a tener síntomas de daño colateral en el oído que representaban el inicio de su sordera. Allí permaneció algunos meses en soledad y silencio, trabajando en el esbozo de su 'Segunda Sinfonía en Re Mayor'.

En el mes de octubre la depresión invadió a Beethoven y llegó a pensar seriamente en el suicidio, por lo que escribe este testamento icónico dirigido a sus hermanos Karl y Johann que nunca envió y fue encontrado entre sus papeles después de su muerte.


5) Beethoven contra Napoleón Bonaparte.

Una de las anécdotas más contadas en la vida de Beethoven es la de su admiración a Napoleón Bonaparte, que terminó en un sentimiento de aversión. Con la influencia de las lecturas de Plutarco y Platón, se erigió una idea “republicana” que era muy distinta a la república napoleónica.
Para 1802, Beethoven tenía casi terminada su 'Tercera Sinfonía' que nombró 'Sinfonía Grande, Titolata Bonaparte', pero tras la noticia de que Napoleón se había autoproclamado “emperador de los franceses” su ira brotó y gritó: “¡No es más que un hombre vulgar!, pisoteará los derechos humanos y sólo obedecerá a su ambición, ¡querrá elevarse por encima de los demás, se convertirá en un tirano!”. Se dirigió a la mesa donde tenía la partitura, rompió la primer hoja y escribió una nueva. Beethoven re tituló la 
obra como “Sinfonía Eroica”.

6) "¿Me puede traer la cuenta? Pero, señor, no ha pedido nada"

Beethoven fue el más desordenado
y solitario de los compositores en sus hábitos diarios. Entre los años de mayor contenido creativo (1806-1810) se cuenta la anécdota de que se encontraba tarareando sin parar una melodía en un restaurante, tanto que olvidó comer. Después de un rato le pidió a un camarero la cuenta y éste le respondió: “Pero señor, no ha pedido nada”.


7) Los bombardeos en Viena de 1809.

 Tras echar a los austriacos de Baviera, ingresó la artillería francesa de Bonaparte a la ciudad de Viena. El 11 y 13 de Mayo se dieron dos grandes batallas en las calles con cañonazos y ocupaciones. Cerca de veinte mil soldados tuvieron el control total de Viena. Beethoven se ocultó en el sótano de la casa de su hermano Karl, tenía demasiado miedo y se tapaba los oídos con almohadas. Ferdinand Ries relata que nunca había visto a Beethoven con un temperamento tan triste y temeroso. 

8) “¿Cree usted que voy a tener tiempo de pensar en su estúpido violincito?”

En palabras del violinista Gruenberg que tocó muchos años con Beethoven, durante el ensayo de una nueva obra, uno de los solistas avisó a Beethoven que no podía tocar uno de los pasajes porque “estaba tan mal escrito” que le resultó imposible tocarlo. El maestro, fúrico, gritó en toda la sala: “¡Cuando escribí ese pasaje estaba consciente de hallarme bajo la inspiración del Señor Todopoderoso! (…) ¿Cree usted que voy a tener tiempo de pensar en su estúpido violincito cuando Él me está hablando?”.


9) La cuñada adúltera y el sobrino mal agradecido.

En Noviembre de 1815, fallecería por tuberculosis Karl, el hermano de Beethoven, quien vivió con su esposa –Johana Reiss- que le fue infiel en varias ocasiones y gustaba de ser vista como una “depravada”. Karl le confesó a Beethoven antes de su muerte que sería de su agrado fuera tutor de su hijo, también llamado Karl, y Beethoven sintió que podía recomenzar su vida cuidando y dando amor a su sobrino; así inició una guerra de odio contra la mujer, acusándola de haber envenenado a su hermano y de ser una mala educadora. En 1816, el Tribunal de la Baja Austria otorgó la custodia del niño a Beethoven.

La mayor parte de los testimonios afirman que ante la extrema soledad y el fracaso de vida familiar de Beethoven, contagió de avaricia al pequeño Karl, descrito como un “ingrato sin corazón” que lo exprimió económicamente y lo ridiculizaba en reuniones sociales. En 1826, Karl intentó suicidarse pegándose dos tiros en la cabeza.

10) “¡Aplaudid amigos, la comedia ha terminado!”

En su lecho de muerte Beethoven pronunció con sátira: “¡plaudite, amici, finita est comoedia!”.

Días antes su abdomen había sido operado con grandes incisiones, su hígado estaba destrozado –sangraba a chorros durante esos días- y su cuerpo más bien se asemejaba al de un esqueleto. Durante su último día de vida profanó y alabó a Dios con frases como: “¡Dios está de mi lado, la victoria es nuestra!” o “¡tanto tiempo enfrentándome a un horrendo Creador!”. Moriría el 26 de marzo de 1827 en medio de una tempestad llena de truenos, lágrimas y agonía. 

Fuentes:
—Bell, Arthur, "Los Grandes Compositores", 1890. (Revista Pauta/ Vol. XVI #62/ Abril-Junio de 1997, con traducción, adaptación y notas de Guillermo Sheridan). 
—Massin, Jean & Brigitte, "Ludwig van Beethoven", España, Turner Música, 2011. 
—Rolland, Romain, "Goethe-Beethoven-Miguel Ángel", España, Orbis (Colección “Los Premios Nobel”). 
(1) Estrenada en 2006 por la directora y guionista Agnieszka Holland, “Copiando a Beethoven” introduce a la historia a la ficticia Anna Holtz, una joven compositora de 23 años íntimamente ligada a Beethoven en este filme. Es posible que se hiciera referencia al también música Karl Holz, quien si existió en la vida de Beethoven y lo acompañó en su lecho de muerte. 


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