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viernes, 10 de abril de 2020

La saeta y el Cristo de los gitanos












El cristo de los gitanos

Semana Santa, días de reflexión e introspección, con más, o menos fe y por qué no, días de lectura, ese espacio de libertad que podemos recuperar, en especial en esta cuarentena en la que estamos sumergidos, para leer o releer libros que nos apasionen.

Te queremos acompañar, abriendo, como te prometimos,  un nuevo camino o núcleo de interés en nuestro Blog: Poesía

Para comenzar, y en el marco de esta conmemoración, hemos elegido como forma poética para nuestra publicación la saeta.

En el siglo XIX, Antonio Machado Álvarez, padre de Antonio y Manuel Machado, definía las saetas como "cancioncillas que tienen por principal objeto traer a la memoria del pueblo, especialmente en los días del Jueves y Viernes Santos, algunos pasajes de la pasión y muerte de Jesucristo (...) coplas disparadas a modo de flechazos contra el empedernido corazón de los fieles"


La saeta, este canto religioso tradicional que se canta al paso de las imágenes de una procesión de Semana Santa,  especialmente en Andalucía, ha inspirado los dos poemas de los hermanos Machado, cada uno con su visión particular de la religiosidad cristiana y coincidiendo en que la saeta es la «Canción del pueblo andaluz».

La trayectoria de ambos escritores es paralela en los inicios, pero diametralmente opuesta más adelante. Mientras Antonio prácticamente no vuelve por la ciudad que le vio nacer desde su marcha a Madrid, Manuel se reencuentra con Sevilla en 1896, a iniciativa de su abuela materna y tratando de poner orden en una vida llena de fiestas, desmadres y líos de faldas en la capital de España.  Por ello dedica su texto a la Semana Santa de Sevilla.


Es en ese momento cuando el primogénito de los Machado redescubre el lugar de su infancia, evoca su felicidad pasada y experimenta maravillosas sensaciones al escuchar flamenco en los tablaos, sumergirse en los ambientes taurinos de Bombita o Franconetti y prodigarse en las procesiones de Semana Santa. Tal vez por su recién descubierta «afición» por todo lo que huele a Sevilla, en su estancia a finales del siglo XIX su trayectoria personal y literaria va a sufrir un vuelco. Vivirá en Triana, en casa de su tío Rafael, y será un asiduo de la Macarena, barrio al que se siente estrechamente unido.
En cuanto a la gran creación literaria de Manuel Machado en relación con las cofradías, el poema Saeta, aparece publicado en la prensa madrileña en la Semana Santa de 1938." Fuente: elcorreoweb.es - Antonio Puente Mayor

He aquí sus versos:
La Saeta - Manuel Machado
I
«Míralo por dónde viene el mejor de los nacidos...»
Una calle de Sevilla
entre rezos y suspiros...
Largas trompetas de plata.
Túnicas de seda... Cirios,
en hormiguero de estrellas,
festoneando el camino...

El azahar y el incienso
embriagan los sentidos.
Ventana que da a la noche
se ilumina de improviso,
y en ella una voz -¡saeta!-
canta o llora, que es lo mismo:

«Míralo por dónde viene
el mejor de los nacidos...»


II
Canto llano... Sentimiento
que sin guitarra se canta.
Maravilla
que por acompañamiento
tiene..., la Semana Santa
de Sevilla

Cantar de nuestros cantares,
llanto y oración. Cantar,
salmo y trino.
Entre efluvios de azahares
tan humano y, a la par,
¡tan divino!

Canción del pueblo andaluz:
...de cómo las golondrinas
le quitaban las espinas
al Rey del Cielo en la Cruz.

Antonio Machado dejó en herencia para la Semana Santa su poema que ha servido de icono para cofradías como Los Gitanos, que la han adoptado como himno. Al cumplirse 75 años de la muerte de este insigne poeta sevillano, se develó el origen de la famosa marcha a la que le dio música Joan Manuel Serrat.

«La saeta» es uno de los poemas más hermosos de su libro «Campos de Castilla», que remite al cante popular y a la Semana Santa andaluza, pero encerrando un sentido mucho más profundo. En estos versos Machado ofrece su visión particular de la religión, alejándose de esa imagen del Cristo sufriente.

En él, Machado hace una crítica de la religiosidad tradicional andaluza, encarnada en la saeta que se canta a un Cristo moribundo e inmóvil, símbolo del sufrimiento y el martirio, mientras que él prefiere al «que anduvo en la mar», es decir, que se inclina por el Jesús hombre, vivo y activo como declara en la última estrofa del poema en la que nos traslada la idea central: su visión personal de la religiosidad cristiana.


La Saeta - Antonio Machado

"¿Quien me presta una escalera,
para subir al madero
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?"


Oh la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No 
puedo cantar, ni quiero,
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!

Este famoso poema fue musicalizado posteriormente por Joan Manuel Serrat, dándole un carácter universal cuando publicó su disco «Dedicado a Antonio Machado, poeta», en 1969. 


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