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jueves, 2 de abril de 2020

Al cine con Borges, Victoria, Arlt y Bioy

Jorge Luis Borges



Amante de los westerns y de las películas de Von Sternberg, crítico de cine en Sur, y guionista de varias películas además de la memorable Invasión, el escritor mantuvo una estrecha relación con el cine, definido como "el otro de la literatura".

En una entrevista de 1966 con The Paris Review, el escritor concede al cine al privilegio de haber recuperado la épica para un mundo ya irremediablemente prosaico: "La tradición épica ha sido salvada para el mundo por Hollywood, por improbable que parezca. Cuando fui a París, sentí que deseaba escandalizar a la gente, y cuando me preguntaron sabían que me interesaba el cine, o que me había interesado, porque apenas si veo ahora y me preguntaron ¿Qué clase de películas le gustan?, yo dije ingenuamente: Las que más disfruto son los westerns".

Borges fue espectador de películas estadounidenses y europeas, escribió reseñas para Sur, clasificó los films de Josef von Sternberg como "novelas realistas", apreció las bondades de obras tan disímiles como Luces de la ciudad , de Charles Chaplin, y El ciudadano , de Orson Welles; firmó guiones para películas como Invasión , a veces en asociación con Bioy Casares (como en Los orilleros El paraíso de los creyentes ), y fue un férreo defensor de las proyección de películas en idioma original. Fuente: nota de Daniel Gigena para La Nación 15/06/2016




Victoria Ocampo



"Ningún arte le fue ajeno. Ni siquiera los que nacieron al mismo tiempo que ella y no contaban aún con el prestigio que la antigüedad les brindaba a las artes clásicas.


El cine fue una de sus pasiones. No solo le dedicó tiempo vital, espacio en la revista Sur y reflexiones sobre sus creadores sino que también protagonizó algunos desconocidos intentos de producción.


En 1974, dedicó un tomo de la revista Sur a recopilar algunos de los más destacados trabajos que se habían publicado desde 1931 sobre “el cinematógrafo”. Malraux, Borges, Cortázar, Caillois, el gran crítico uruguayo Homero Alsina Thevenet, entre muchos otros, escribieron sobre su visión de la nueva expresión artística o sobre películas en particular, a lo largo de la historia de esa revista que marcó la cultura de Iberoamérica.



En los inicios de la década del 30 advirtió también la importancia de Eisenstein en la construcción del lenguaje cinematográfico e intentó que filmara una película en la pampa argentina. Ya en los 40 percibió cómo el neorrealismo modificaba los cánones de la narración y entabló una correspondencia con Vittorio De Sica, cultor del género y gran exponente del cine de esos años. Eduardo Paz Leston publicó un ensayo sobre la relación de Victoria Ocampo y el cine, que indica sus gustos y opiniones sobre un arte que admiró con la misma intensidad con la que abrazaba las manifestaciones de la creación y la inteligencia humana (Victoria va al cine, editorial Libraria). (Fuente: José Miguel Onaindia - Diario Perfil).

Adolfo Bioy Casares



Fue un gran amante del cine como espectador.
"Bioy no mantuvo una relación crítica con el cine, sino de pura fascinación (…) el interés estaba en la relación entre cine, narrativa y vida", escribió Gonzalo Aguilar, en el prólogo de Bioy Casares va al cine, el libro de Adriana Mancini que aborda la relación entre Bioy y el séptimo arte.

"De los diarios íntimos, de los recuerdos en Memorias, de sus cartas de En viaje y de las copiosas entrevistas a las que Bioy se ha expuesto a lo largo de su vida de escritor, surgen reiteradas escenas en las que el cine y sus circunstancias son protagonistas. Las salas de espectáculos, ya sean las del cinematógrafo, las de los famosos teatros porteños de revistas de las primeras décadas del siglo XX, fueron espacios testigos de amores y fantasías de muchacho; las imágenes de bellas mujeres magnificadas en la pantalla imprimieron sus sueños", escribió Mancini en el libro.

En conjunto con Borges escribió varios guiones para ser llevados al cine. entre ellos Invasión de Hugo Santiago Muchnik. Los orilleros,  y una adaptación de El paraíso de los creyentes, que finalmente no se rodó. 




Cuando se estrenó Invasión, Borges y Bioy ya estaban escribiendo un nuevo guión que sería llevado a la pantalla por el mismo director. Les autres, otra película de Hugo Santiago -director de “Invasión”- en la que ambos, también “actuaron"


22 narraciones (cuentos y novelas) de Bioy llegaron a la pantalla grande. Entre ellas se encuentran El crimen de Oribe, basada en el cuento "El perjurio de la nieve", adaptada en 1950 por Leopoldo Torre Ríos y su hijo Leopoldo Torre Nilsson; La guerra del cerdo, de 1975, filmada por Torre Nilsson y basada en la novela Diario de la guerra del cerdo, y El sueño de los héroes, dirigida por Sergio Renán, habría que agregar las que se hicieron luego de la muerte de Bioy: Dormir al sol, dirigida por Alejandro Chomski  y la reciente Los que aman, odian, (escrita por Bioy y por Silvina Ocampo) estrenada en 2017.


El cine fue parte fundamental de su vida y no solo como arte o inspiración. También lo fue como pasatiempo y lugar de recuerdos. 
"Yo sé que el cine me ha acompañado a lo largo de mi vida. Mis recuerdos más íntimos están combinados con recuerdos de películas. Pero no sé en qué medida ha influido en mis narraciones".
"Me gusta tanto el cine que quisiera que el fin del mundo me pillara en una sala cinematográfica". Fuente: Federico Frau Barros para www.infobae.com
Roberto Arlt

"Desde la butaca, cada espectador vive en su sensibilidad un trozo de existencia de los personajes de sombra que gozan o sufren ante él....Hombres y mujeres van a buscar al cine, aparte de la distracción, una explicación de los problemas que complican sus existencias". Roberto Arlt

"El interés de Arlt por el cine, no es un rasgo exótico o aislado, como sí lo es su interés por las ciencias ocultas en la Ciudad de Buenos Aires, la astrología y las sociedades secretas en la política argentina. La preocupación de Arlt por el cine habría que ubicarla en su contexto. No olvidemos que las primeras funciones cinematográficas se realizaron en Buenos Aires en el teatro Odeón, siete meses después de la proyección fundacional de los Lumière en París (28/12/1895). 



“El cine era para Arlt tanto una experiencia del mundo como un deseo de mundo. Según lo asegura en una de sus aguafuertes españolas para él “ir al cine era una ‘manera ideal’ de viajar. Pero también cuando iba al cine ansiaba viajar”.
A Roberto Arlt le interesaba, en particular, la cuestión “sociológica del cine”, por ejemplo, el impacto en los diferentes pueblos (“El cine y estos pueblitos”, El Mundo, 30/8/1933). La relación del cine con los usos, modas y costumbres (“El cine y las costumbres” El Mundo, 16/12/1931). “La locura” del público por las estrellas y divos del cine (“Me parezco a Greta Garbo” El Mundo, 8/2/1932) donde Rodolfo Valentino, se transformará en una figura emblemática en el mundo de las Aguafuertes porteñas. 

La relación de Arlt con el cine no se basa en sus conocimientos específicos del nuevo arte, sino en el efecto de éste sobre sus personajes ficticios. Por un lado encontramos a los jóvenes delincuentes que imitan las películas norteamericanas y por otro, los personajes de la clase media, sin intereses intelectuales ni sociales, que se inspiran en los mitos hollywoodenses para sobrellevar la esterilidad de su vida o que incluso aspiran a convertirse en actores de cine ellos mismos.



Algunas de sus obras fueron llevadas al cine y al teatro con singular éxito, Los siete locos, Los lanzallamas, El juguete rabioso, Saverio el cruel.


Tampoco hay que olvidar que Arlt fue uno de los primeros escritores argentinos que comprendió el influjo del cine sobre las masas, influencia que el Astrólogo piensa explotar en su proyecto «revolucionario»". Fuente: Héctor Freire para el Sitio www.topia.com.ar.

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